sábado, 10 de febrero de 2007

Hay que saber comer en un rodizio

En Brasil existen muchos tipos de rodizios (sushi, pizzas, postres, caipirinhas, autos, etc), de los cuales el más famoso y conocido es el de carne. Es sólo cosa de ir a las llamadas "churrascarias" y te sirven carne hasta que te dé hipo. Vas, te sientas, miras al "pimp" de los garzones y te hace la seña con el pulgar de que está todo ok. Parrrrrtieron! Te paras antes de que vengan los mozos y corres al buffet de ensaladas y acompañamientos para abastecerte de arroz y -quizás- verduras. Vuelves, te sientas, y comienza el asedio al castillo. "Gostaria de fraldinha, senhor?" "Picanha ao alho?" "Contra filé argentino, senhor?" "O senhor se sirve cordero?" Uno tras otro vienen los garções (como se les dice aquí) con sendos pedazos de carne ensartados en una espada, chorreando jugo. Te desesperas porque no te cabe más carne en el plato y la cantidad de mozos que vienen supera con creces tu velocidad de masticar. Pides un plato extra para poner los pedazos de carne que no te caben en el tuyo, y sigues comiendo con frenesí. Demonios! Se acabó el arroz. Nuevamente partes al buffet a rellenar el stock. Vuelves. Te sientas. Coño! Se me enfrió la carne. Los mozos te dan un respiro, pareciera que están atacando en bandadas a otros clientes. Excelente: come antes de que vuelvan. Te embutes todos esos pedazos de carne fríos como puedes, y te das cuenta de que no te queda mucho espacio más en el estómago. Nuevamente atacan los garzones, incansables, uno tras otro. Pareciera que se ofendieran cada vez que les dices que no, que gracias, por lo que intentas de puro educado decirles que sí y sí. Y sonríen, viéndote con esa cara de angustiado mientras tomas con las tenazas el pedazo casi palpitante que te cortan. Cada vez menos espacio. Y se acabó el arroz de nuevo. Y tu estómago pide a gritos un descanso. Ya, ya, si relleno el último plato de arroz para comerme lo que me queda de carne y listo... vas al buffet, vuelves y entras en la recta final de la jornada. Descubres que si comes lo suficientemente rápido la carne no se enfría tanto, y puedes "saborearla" mejor. Se te acerca un mozo con pollo y le dices que no, irritado por el incipiente dolor de guata que se está apoderando de ti. No puedes más, pero aún queda carne en el plato. Te ataca la conciencia: "en Huganda los niños no tienen qué comer". Y, algo avergonzado, Sigues. El último bocado y.......... listo!! Estás sudando profusamente, te duele un poco la cabeza, tienes una sed de las mil putas y tu estómago exige un antiácido right now. Le haces una seña al pimp y te traen la cuenta. 15 reales. Cuánto es en dólares? Siete? Ah, ok. Aquí tiene. Gracias a usted. Te quedas sentado un poco más, esperando que baje la comida. Pero no baja. Y te duele más la cabeza. Lo que en un comienzo era un plácido panorama de domingo se convierte en un infierno, una tortura sin precedentes en tu vida. Hay que saber comer en los rodizios, de lo contrario se puede pasar mal. Una vez me tuvieron que cargar al auto porque no podía caminar... Salud por eso.


1 am y siguen tirando petardos. Chinos y la madafaca.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Te está quedando bien este asunto.. sige trabajando.. alomejor después te contrato =P

Sigue en tu programa de saneamento, y es entretenida la forma que escribes.. auqneu algo excesivamente extensa.

Javiii Herrera dijo...

También hay que saber comer en compaññia de abuelitas y familiares sureños..
En la casa de una amiga en pucón, estaba una tierna señora, que llenaba el plato cada vez que se le "veía el fondo" y se enojaba si uno no comía más de un pan amasado a la hora de almuerzo. El mayor error lo cometí cuando rechacé - con total politesse- la tercera tortilla de rescoldo con arrollado de huaso casero... 2 horas después de haber comido un asado gigante que involucró más de un animal

saludos, pásalo increíble y acuérdate que quiero cama elástica :P

noesmasqueblabla dijo...

Cuando estábamos en Brasil con mi papá íbamos todas las noches al Barbacoa, un rodizzio de carnes...

Me desesperaban los mozos que aunque yo pusiera la ficha en rojo, para decir que no quería más, me seguían ofreciendo

Y estoy bastante segura de que yo no tengo tanto aguante como tú...