Un nuevo amanecer en el pais del sol naciente

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¿Escalar el monte Fuji fuera de temporada? Una locura. Fue lo que me dijo todo el mundo cuando comencé a organizar el viaje, y no es para menos considerndo que el volcán, símbolo de japón, tiene 3776 metros de altura (más alto que los andariveles de valle nevado) y ha cobrado más de 70 víctimas fatales en los últimos 3 años. Pero según mis peritajes y exhaustivas investigaciones, era factible hacerlo.



Unas 12 personas se entusiasmaron con mi plan en un comienzo, pero la poca frecuencia de buses causa de la baja temporada nos obligaba a faltar a clases y a esperar varias horas antes de comenzar el ascenso. Esto obviamente desanimó a todo el mundo menos a mí y a Petri, un finlandés buena onda de acá del dormitorio. Así que los dos emprendimos bien temprano el viernes el viaje.



La travesía no se veía fácil. Dos conexiones de metro, una de tren y luego un bues, y ni uno de los dos se manejaba con el idioma. Las chances de perdernos en el camino eran altas, pero ésta era la última oportunidad de subir el Fuji. Quizás la única.
Uno de los trenes que tomamos, tenía dibujitos de montañas.



En fin, hicimos todo al pie de la letra y muy eficientemente, incluso nos sobró tiempo entre tren y bus para almorzar en un pequeño restorán típico en un pueblo (muy barato por lo demás), donde nadie hablaba inglés. Pero parece que las clases han dado resultado, pues me entendieron todo lo que pedí (el último recurso, por supuesto, es hacer sonidos guturales y apuntar con el dedo el plato que quieres comer).


Llegamos muy temprano a la base del monte Fuji, como a eso de las dos. Teníamos que matar tiempo hasta las 10:30 de la noche, pues a esa hora comenzaríamos a escalar. La tradición es subir durante la noche para ver el amanecer desde la cima. Caminamos y comimos, y luego dormimos una siesta tirados en el medio del bosque.

Había que reponer energías!



Un rato más tarde fuimos a ver el atardecer desde un mirador. Increíble, es uno de los atardeceres más majestuosos y sobrecogedores que he visto. Ni un alma a la vista, el único ruido que había era el bosque a nuestro alrededor murmurando al son del viento. Detrás nuestro, el volcán nos vigilaba imponente. El Fuji nos estaba esperando, y el ascenso distaría de ser fácil.

Llegamos a la entrada para echarle una mirada a cómo se veía la cosa...



Atardecer en el monte Fuji. Altura: 2400 metros.



Aun cuando se puso el sol, la vista era increíble. Qué guerras, traiciones y siglos de historia han pasado por estas tierras.



Partimos caminando a las 10:30 pm con paso tranquilo, pues el sol no sale sino hasta las 5:30 am. Ya tras la primera hora estábamos exhaustos: el camino era demasiado inclinado, y la tierra muy suelta. Sin embargo, el camino hasta la cima fue muy variado: desde arenilla hasta piedras sólidas; tramos tanto horizontales como casi verticales, etc. Nos demoramos alrededor de 6 horas en llegar a nuestra meta. Y la vista hizo que todo valiera la pena.

Esperando a que amaneciera. Estuvimos sentados ahí desde que comenzó a clarear hasta que salió el sol.



Confieso que mientras esperábamos el amanecer el viento me tenía temblando desesperadamente. Pero la espera dio sus frutos. Como si emergiera en un océano de fuego, el sol comenzó a salir alrededor de las 5 y cuarto. Era el mismo sol rojo candente que está en la bandera, y yo estaba ahí, en la cumbre de la montaña sagrada más alta de Japón viendo cómo comenzaba un nuevo día en una de las potencias más grandes del mundo. Fue glorioso. Simplemente no puedo poner el palabras lo que significó presenciar ese momento único, fue increíble.

Después de 45 minutos expuesto al frío, el sol se dignó a salir. Creo que grité hasta más no poder mientras saltaba e intentaba tomar fotos en desmedro de mis manos temblorosas






Gloria


Los colores y la luz que había en ese momento eran simplemente increíbles.



Bueno, obvio que tenía que aprovechar de hacer tonteras en la cumbre. Jajajaja. La idea es que se vea la pendiente extrema que había hacia abajo. Bajé hasta ahí sólo para que me Petri me sacara la foto, y creo que al subir de vuelta gasté las pocas energías que me quedaban.. xD jojojo. Nótese cómo el sol ya estaba pegando.



El cráter es impresionanemente grande, y existía la opción de circundarlo, pero el viento te calaba hasta los huesos y difícilmente podíamos caminar. En todo caso teníamos la mejor vista desde donde estábamos =)



Sin comentarios sobre la bajada. 3 horas de penoso caminar cuesta abajo, con el estómago descompuesto, el cuerpo cortadísimo por no haber dormido durante la noche y exhaustísmo. En este momento por fin me marcho a la cama, espero despertarme pasado mañana =). Dicen un dicho japonés: "Si subes una vez el Fuji, eres un sabio; si lo subes dos, eres un completo estúpido".

Una vez basta y sobra... jejeje.