domingo, 11 de mayo de 2008

Ropas fugitivas.


Nunca he sido muy bueno para comprarme ropa. Al contrario, voy dos veces al año como mucho. Pero hice un pequeño esfuerzo antes de venirme a Japón por comprarme un par de pilchas más. Lo que me llevó a comprar la no demasiado exagerada suma de dos poleras y un pantalón de buzo. Ahora bien, ya van más de 9 meses desde que estoy acá, y lentamente mis prendas han ido muriendo debido al uso extremo que les he dado estos meses. Calcetines es obvio que mueren pronto, especialmente si se camina mucho, así que he tenido que comprarme hartos acá (especialmente porque se anda mucho sin zapato dentro de las casas y las habitaciones, y no quieres andar mostrándole los sendos forados a las señoritas cuando las visitas). Debo recalcar, eso sí, que mi dedo gordo del pie izquierdo está hecho un experto en agujerear calcetines. ¡Shock! La mitad de mi stock tiene hoyos por culpa de mi dedo gordo. Y le corto la uña, se la limo, lijo, aplano, encero y aún así no hay caso. Vez que me saco las zapatillas ahí está él, mirándome rechoncho y sin vergüenza a través del hoyito fresco que acaba de hacer. ¡No hay respeto! Para poder luchar un poco contra esto me he hecho un maestro zurcidor de calcetines y otras prendas, pero ya van metros de hilo invertidos en las calcetas y la cuenta sigue...


Las zapatillas: A los 6 meses, mis pobres North Face amarillas de liquidación semi fenecieron. A lo que me vi forzado urgentemente a buscar una solución, pues estaban expeliendo demasiado mal olor y el plástico duro que asomaba en la parte del talón me estaba haciendo heridas en mis queridos Aquiles. Por lo que, luego de un par de semanas de búsqueda encontré estas joyitas, compradas en la módica suma de 15 mil pesos chilenos, precio que sólo fue posible porque estaban con un 80% de rebaja. Actualmente mis rojitas ya están en vías de morir, pues han recorrido medio Japón en estos tres meses que las he usado. Sólo espero que me duren hasta volver.



Mis jeans: Esta es la parte que más me duele. Porque gracias a mis peculiares cualidades anatómicas me es muy difícil encontrar jeans que me sean cómodos y se vean bien. ¡Sumamente difícil! Y mis jeans favoritos grises, que encontramos con Peñín hace dos años ya en una tienda de los cobres de vitacura acabaron por morir completamente la noche que partió la Ceci. Me explico: a los dos meses que llegué acá, ya habían sufrido rajaduras de lado a lado, pero con paciencia y cariño los zurcí. Los llevé a Corea, aquí y allá, y nuevamente terminaron rajados. Y los cosí. Y así se fueron rajando y yo cosiendo, hasta que en la fiesta de despedida de la Ceci se rajaron hasta el punto en que no los puedo reparar. ¡Tragedia! Ahora sólo quedan mis azulitos, que ya tienen hartas cicatrices. Y ni pensar en comprar ropa acá. Es increíblemente cara y los japoneses, como son pequeños y flacos, no vienen con mis medidas occidentales.


Lo que me hace recordar que el panda del zoológico de Tokio pasó a mejor vida no hace mucho. Panda que tuve la triste oportunidad de ver cuando fui y, si me preguntan, creo que el pobre está mucho mejor ahora en el nirvana shintoísta que en la jaula cochina que le tenían. Así que el primer ministro japonés le estaba haciendo la pata a Hu Jintao (premier de China) para que se rajara con un pandita pal zoológico.

Y me despido por hoy. A coser mis jeans, mis calcetines y una polera con ventilación axilar. A lavar la ropa, a pasar la aspiradora y lavar los platos. A terminar los kilos de tarea que tengo pendientes para mañana, porque si no las profes me van a tirar a dormir con los pescaditos, igual que la Ceci cuando fuimos al acuario de Osaka.

3 comentarios:

Amaveli dijo...

Me encanta tu blog, la primer foto que tienes en esta entrada es estupenda :D

Saludos desde México

noesmasqueblabla dijo...

Piensa positivo Brunito. Si pusiste tanto esmero en la pedicura, al menos se va a ver bonito tu dedo a través del hoyo en el calcetín...

En ese sentido somos al revés... cuando me fui a Suiza por tres meses (es decir, ropa para una temporada invernal solamente), viajé con dos maletas enormes y a la vuelta, compré tanta ropa extra que no me cabía en las dos maletas, eso que la segunda de ida iba llena de regalos que quedaron allá... jiji.

Juano dijo...

Primero, no puedo más que alegrarme de que hayas vuelto, no quise quejarme anteriormente pero estaba a punto...
No se como logras sobrevivir con un solo pantalon. El buzo no cuenta!
Y pidiendo anticipandamente disculpas por mi falta de cultura, donde es esa foto de tu post anterior de como un pueblo entre las montañas? No sé, pero por alguna razón lo encontré parecido a Macchu Picchu... Será que los mismos extraterrestres que construyeron en Perú se dieron una vuelta por Japón?