viernes, 16 de mayo de 2008

Primavera, linda primavera

La primavera es de las bonitas estaciones del año (bueno, no es que sean tantas tampoco). Todo florece, los árboles vuelven a la vida luego de un frío invierno, etc etc.. Acá la primavera es particularmente famosa debido a los cerezos en flor, y se ve muy reflejado en la cultura (en los animés, fotos, historias, libros). Sin embargo, jamás me esperé que fueran tan bonitos los cerezos en flor.


A diferencia de los cerezos de Chile, los de acá tienen flores más grandes y los árboles también son enormes. Y las ramas literalmente explotan en flores.


Ahora bien, hubo dos cosas que me dejaron sin palabras de lo increíblemente lindas. La primera es la entrada a mi universidad, donde los 800 metros de árboles se convirtieron en un túnel de flores, que se veían más blancas que nunca al contrastar con el negro de los troncos de los cerezos. Cuando comenzaron a perder las flores una fina lluvia de pétalos caía sobre quienes caminaban por ahí. Simplemente magnífico.


Lo otro que me dejó para dentro fue cuando fuimos con mis papás a Megurogawa (literalmente río negro), un lugar en la mitad de Tokyo que no sé de dónde salió, pero entre todo los edificios y el concreto aparece este pequeño arrollo que, por kilómetros, está rodeado de cerezos que caen flojamente por los lados hacia el agua.


Es un pequeño oasis en medio de la ciudad, y no es tan conocido. Gracias a lo cual, no estaba repleto de gente como lo suelen estar las atracciones más tradicionales como los parques grandes de Tokyo.


Ese día caminamos sólo un par de kilómetros por el río, pues a mi santa madre la rodilla le pedía a gritos un descanso y a mi papá y a mí la tripa nos exigía almuerzo furiosamente. En dado punto tuvimos que cruzar una calle grande, y casi atropellan a mi papá. Las vimos negras!


A ratos también se formaba un túnel de flores sobre el río. Un espectáculo grandioso, y especialmente sobre el hecho de que el agua estaba tapizada de delicados pétalos pálidos de cerezo.


Estoy muy feliz de que mis papás hayan tenido la oportunidad de ver todo lo que vieron. Fuimos increíblemente afortunados en relación a todo lo que pasó. El hecho de que perdieran el primer avión les permitió presenciar una de las cosas más lindas que he visto en mi vida. A todo quien tenga alguna vez la oportunidad de venir a Japón, le recomiendo que venga ya sea a finales de marzo para la increíble primavera, o a finales de noviembre para el rojo otoño.

1 comentario:

noesmasqueblabla dijo...

Es cierto lo de que no hay mal que por bien no venga...
Brunito, te convertiste en el centro de la polémica Facebook!
XD
(mucho jugo)