lunes, 13 de agosto de 2007

Es sólo un juego... pero te detesto

Quién no ha jugado Ataque alguna vez? Cuántas horas invertidas, gritos pelados, golpes a la muralla y maldiciones empedernidas hemos echado al jugar este juego clasiquísimo de mesa? Yo hace mucho tiempo que no jugaba, pero ahora este fin de semana que pasó volví a tirar los dados de ataque y defensa, intentar cumplir mi objetivo de conquistar europa y américa del norte y, por supuesto, sacar mi carta de territorio al final del turno.



Fuimos a Rapel con mi amiga Cecilia y otros amigos, y fueron varias las horas que estuvimos abocados al juego. Con la Ceci peleamos, nos gritamos, nos abucheamos y pataleamos, cosa que sorprendió un poco a nuestros contertulios dado el alto volumen con que lo hicimos. Lo admito: me tomo demasiado a pecho el juego (por no decir que soy algo picado). Soy capaz de gritar, discutir, enervarme y ser el jugador más feliz del mundo durante el juego (todo casi al mismo tiempo). Tuvimos sendas peleas verbales con la Ceci, nos agarramos de las mechas y también tuvimos alianzas. Pero como buenas personas maduras, todo quedó en el tablero.




Cabe recalcar que, en todos mis años de jugador de ataque, en más de una ocasión estuve enojado por varias horas luego de terminar la partida. Lo divertido es que conozco gente ya mucho mayor que yo que aún le pasa lo mismo, y al verlos en verdad pareciera que dijeran "es sólo un juego, pero te detesto".

2 comentarios:

noesmasqueblabla dijo...

No cacho ese juego...
Pero no sé por qué, no me puedo imaginar a Bruno enojado así por un juego... jajaja

Juano dijo...

Para que veas tu, hace recién una semana a mi familia le bajó un impulso de ataque y jugamos tres veces en pocos días. Pero más que pelearnos, al final terminamos aburridos, esperando que alguien gane luego y se acabe todo... Para que decirlo, no estuve cerca de ganar ninguna de las tres veces.