jueves, 24 de enero de 2008

Del baúl de los recuerdos.



Las cosas no sólo se están poniendo más frías, sino que académicamente mucho más exigentes. De un momento a otro saltamos del programa básico al intermediario, lo que significó empezar a aprender el triple de lo que estábamos asimilando antes. Así que lo que difícilmente aprendíamos en una hora de clase hace un par de semanas, ahora es algo comprimido, que nos deja sin tiempo fuera de la universidad para hacer muchas cosas. Pero igual salgo, como, tomo y recorro, lo que me lleva a priorizar un poco más el tiempo, ergo poco tiempo para el blog. Pero bueno! Siempre hay un ratito que sobra. Ahora le estoy robando una hora a mi tiempo de estudio para actualizar, jejeje.

Aún era noviembre por la época, y habíamos llegado al fantástico depto de la familia de nuestra amiga Hana en GyeoungJu, Corea del Sur. Sólo estaríamos un par de días, así que partimos a primera hora en la mañana a las "ruinas" de Bulguksa, complejo con templos y edificios que datan de más de 400 años. El día nos tocó increíblemente despejado, aunque el frío que hacía te lo encargo. Tan frío que me vi obligado a usar mi flameante chaqueta 0 kilómetros, que me protegió del frío hasta en los momentos más crudos.



Cuando llegamos estaba infestado de escolares. Eran una plaga! Por lo menos había 5 colegios distintos, con 50 alumnos por colegio. Nos escapamos a un lugar un poco más silencioso del complejo, y menos mal luego de un par de horas ya se habían ido todos. Sólo quedábamos nosotros, un par de turistas rusos y uno que otro coreano por ahí.


Al estar construido en la montaña, el lugar estaba lleno de escaleras por todos lados. Con escalones curiosamente altos para lo pequeños que supuestamente eran estos coreanos ancestrales.


Las tejas coloridas hacían juego con la naturaleza que nos gritaba pintada de todos los tonos imaginables.




Esta es la vista frontal de los templos. En invierno se cubre de nieve, vimos unas postales que nos dejaron sin aliento de lo majestousas. A estas alturas de seguro están hasta el cuello con nieve!


Una vez que hubimos recorrido Bulguksa, decidimos ir al buda que había tallado en piedra en la montaña, declarado patrimonio de la humanidad por Unesco. Supuestamente quedaba a un par de kiómetros, pero obvio que era mucho más. Sin embargo, el camino increíblemente adornado de árboles, los paisajes vastos y la fauna exhuberante nos tuvieron entretenidos todo el camino.


En ese momento moríamos de frío. Jajajaja. Me agaché para abrocharme los cordones de las zapatillas, y vi hojas azules, moradas, amarillas, negras, blancas, rosadas, rojas, naranjas, el color que pidieras. La leve brisa estival las peinaba y las hacía bailar de aquí para allá, montándonos un espectáculo de colores en movimiento que parecía demasiado surreal como para ser verdad.


Ardillas coreanas con orejas punteadas...


Un dulce para el que encuentre a la ardilla en esta foto!


Una vez que llegamos a la parte superior del cerro, que ya comenzaba a parecer montaña, encontramos otro templo más. Ignoro la cantidad de años y esfuerzo que tienen que haber invertido las personas para construirlo. Pero la vista hace que todo valga la pena, estos monjes sabían lo que hacían.


Una vez que hubimos llegado a la cima, esta fue la recompensa: poder ver el mar. Ahí, en línea recta, nos estaba esperando Japón, nuestro hogar. No lo había percibido hasta antes del viaje, pero una vez en Corea echamos Japón demasiado de menos. Lo pasamos increíble, pero al final lo único que queríamos era volver a casa, a Tokyo. Curiosa sensación.



Ayer nevó, por segunda vez en dos años. La primera fue hace exactamente una semana, en el día de mi cumpleaños. Pero ayer fueron más de 10 centímetros de nieve los que cayeron! Hicimos guerra de entre clase y clase, nos empapamos hasta el cogote y nos revolcamos hasta decir basta. Gracias a que dentro de la sala de clases está la calefacción puesta al máximo, pude salir en polera a jugar en la nieve (pues sabía que iba a estar calentito cuando volviese). jejeje.

Mis hábitos de sueño se están yendo a la punta del cerro. Mi día puede comenzar a las dos de la mañana, como puede comenzar a las ocho, a veces duermo siesta a las 4 am, o salgo de compras a las 3 de la madrugada al supermercado, o comenzamos a carretear a las 5 de la tarde. Lo único inamovible son las clases, pero fuera de eso me vi forzado a quitar de mi definición de noche la parte que decía "espacio de tiempo usado principalmente para dormir". Me rehúso a usar cubiertos. Ni para comer helado! Últimamente, mi cerebro palpita más que mi región cardíaca. Me estoy volviendo adicto a las comidas picantes, y poco a poco me estoy rindiendo ante la idea de no comer carne más que una vez al mes (si es que). Supongo que todo esto apunta a una cosa: me estoy comenzando a adaptar. Ya era hora! Je.

4 comentarios:

Jorge Carvajal dijo...

Maestro de maestros...

como va?
espeor que estes la raja...

bueno priemro k nada te mando un gran abrazo de cumple atarsado, espero que lo haya disfrutado en el lejano oriente...

disfrute, que más le puedo decir...
¿va a ver a la roja?

saludos,

Unknown dijo...

muy bonitas las fotos de tu pasado viaje a Corea...parece que nos queda Corea para rato...que bueno, me ha parecido super interesante todo lo que has mostrado hasta ahora. Adaptarse es la mejor muestra de cierta inteligencia...bien por ti!!!! eres un nene aun y tu cuerpo lo resistira, tendras miles de anecdotas que contar y comentar cuando regreses Bruno san. Sigue disfrutando y...cuidate mucho.....
con mucho cariño de la presidenta de tu club
Mamá.... = )

nicolás dijo...

Ahijadito un gran abrazo de cumpleaños aunque sea atrasado.
Imagino que la celebración con tus amigos fue en grande.
Echabamos de menos noticias tullas.
Muy bueno el nombre que te puso la presidenta de tu fan club.
Otro abrazo.

noesmasqueblabla dijo...

Bububu
No pude encontrar a la ardilla :(